jueves, 29 de enero de 2015

Pensando que algo sería mejor

Tratas de imaginar que todo puede ser mejor, que la vida puede cambiar y tendrás un comienzo, sí, un nuevo inicio. Miras a lo alto y sonríes esperando que sólo sea para bien lo que te depara. Comienzas a caminar y sólo de entrada ya tropiezas, te caes, frenas, miras a tu alrededor y a lo lejos escuchas “¡tú puedes!”. ¿Qué ocurre?, ¿por qué repentinamente todo lo que estaba comenzando bien ahora está al revés?, ¿acaso sin darte cuenta entraste en un mundo paralelo en donde tus planes resultan en todo lo contrario?, ¿qué acontece con las personas que amas? Por más que las anhelas, se ven distantes de ti cuando más te sientes caer.

Gritas en el silencio, pero el silencio es tan denso, que tu voz se apaga y tu pedido de auxilio se disipa y nuevamente sólo escuchas, “¡ten paciencia!”, ¿paciencia?, tengo que esperar por lo que he tenido que luchar tanto, ¿en serio tengo que esperar?, ¿por qué?, ¿cuál es tu maldito pretexto para pedirme que espere?, para nadie es suficiente mis lágrimas, sólo tengo que mirar a todo el mundo y sonreír, porque cuando expreso lo que hay en mi corazón, todo se oscurece y termina todo peor que antes.


Es posible reír y llorar o a la inversa, en momentos casi simultáneos y eso sólo ocurre cuando una pequeña luz aparece en tu oscuridad y te brinda unos instantes de felicidad, pero luego, cuando solo quieres aferrarte a esa felicidad, ella resuelve disiparse para decirte que volverá después, ¿por qué después si yo la necesito ahora?, ¿por qué te alejas para volver después?, ¿por qué eres intermitente en mi vida? Lo sé, no eres intermitente, estás allí, pero a veces estás presente, pero tu mente está ausente. Corro por ti, vivo por ti felicidad, no me dejes caer, nuevamente no, no quiero caer a un precipicio de tristeza, amargura, soledad, decepción. Odio estar allí, aunque a veces pareciese que es el lugar predilecto para mí.